Tuesday 4 January 2011

Capitulo #3. Dulce Semiamargo Delirio.


‘’Arrancando la piel húmeda con un palustre y gotitas de acido sulfúrico’’

Némesis.

‘’Quid pro quo’’ pronunciaron sus labios frente a la esencia masculina vestida de una delantal con ínfulas de doctor,
Ella quería develar secretillos para esconderlos debajo de su piel y luego masacrar la psiquis vivida de aquellas miradas que Cruzan por casualidad.
El ‘’doctor’’ entumeció ante tal petición en latín que indicaba un intercambio de conocimientos para interactuar, creando así una relación, un vinculo de comunicación entre los pares
-reseñando de ante mano que Abigail había prolongado una ley del silencio por 6 meses y una actuación de zombie digno de un premio Oscar.
Ese día decidió desahogar su bondad relatando trazos con palabras en delirio.
Ella solo contaba con trece años cuando por causa y efecto de su entorno científico, ese que le brindaban sus progenitores, comenzó a experimentar en el desmembramiento de las alas de cuanto insecto podía atrapar;
Creía que la belleza se podía desprender y enfrascar debidamente para que su eternidad hiciera visos en el ultravioleta.
Al cabo de los años se identificaría positivamente con sus deseos pasionales hacia la ciencia o en otras palabras, al arte por rellenar el vacío que quedaba de setenta por ciento de cloroformo en especímenes con los cuales descifraba versos visuales.
Habiendo alcanzando la madurez de treinta años ya era reconocida por algunos en el campo de la entomología por su ardua dedicación y previos descubrimientos;
Aunque el trasfondo era mucho más inmerso, se jactaba en la intimidad de sus aposentos de la capacidad para ‘’destruir’’ los cuerpos de infantes que apenas contaban ocho años, y así creaba una gran melodía de ‘’bellezas’’ etiquetadas debidamente con códigos de barra,
Fue así como un delirio horizontal creó una bifurcación al permitir enamorarse de un hombre que fue el comienzo de su perdición,
Creía que el sentimiento vehemente que sentía hacia él, el cual se profesaban con reciprocidad le permitiría a él entender aquella bondad que le permitía a su amada sobrevivir;
Pero él estupefacto dio unos pasos hacia atrás ante tal descubrimiento bajo la suela de sus zapatos en un sótano frio,
En total desacuerdo con la realidad de aquellas imágenes, encerró en un cuarto blanco y acolchado la locura de su esposa.
¿Cómo termina esta historia?
No ha llegado a un final satisfactorio;
Abigail besa aun todas las noches su almohada mientras saborea su dulce delirio.

Nemesis.
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