‘’… Una leve brisa otoñal produjo su mirada mientras el abismo la acogía’’
Némesis
‘’Me gustan los tonos rosa pastel combinados con los grisáceos, para interpretar la armonía del Caos’’
Némesis.
Emma sentada o recostada sobre la orilla del riachuelo, homogeniza su par de manos para formar figuras de animales que se posan sobre la sombra verde que ilumina el sol. Se destacaba por ser una Hermosa niña de cabellos azabache que contaba historias a los arboles sobre princesas, castillos y monstruos; mientras se reflejaba sobre las estrellas subía alcanzaba una y la mordisqueaba entre perjurios endulzados .
Sus húmedos pies desvirtualizados por la corriente, juguetean con la cristalización de las piedras. Su Delgado cuerpecito de diez años se posaba sobre aquella orilla cada día para subsanar los horripilantes recuerdos que su hermano le incubaba meticulosamente.
La chiquilla hacia palpitar su Corazón con gran aceleración continua cada que su esencia percibía la humedad del agua.
Era aquel lugar la forma de suprimir por instantes lo que su hermano le producía: un asco envolvente de temor donde abarcaba sus demonios; los augurios del tiempo la convertirían en una bomba con detonador que iba activándose con cada perversa caricia de su hermano, como incitándole a movimientos en acciones no aptas para la corta edad de sus largos cabellos. La pequeña niña cruzaba palabras susurronas en su cabeza mientras le trataban de succionar las entrañas con vehemencia, luego se refugiaba en los recuerdos de las muchas veces que su madre jugueteaba con ella sobre aquel riachuelo, esos momentos de tranquilidad y felicidad eran los únicos que atesoraba con un desarraigo inmenso por el resto de la humanidad; luego se permitía deseos de transmutarse a sí misma en pequeños átomos de h20, aquel elemento acallaba sus pesadillas, apaciguando certeramente el dolor: la pérdida de su madre.
Aquella mañana se produjo un rompimiento en Emma al escuchar una conversación entre su tío y su perverso hermano mayor. Atónita, sin sonidos emitibles por sus cuerdas vocales dejo que las lágrimas se ahogasen en un aire pesado. Al enterarse del sacrilegio cometido por su hermano contra su queridísima y hermosa progenitora, en la cual causo un efecto suicida, sobre aquella alma perturbada que había sido vilmente penetrada con rabia, con odio y sudor.
Emma lanzo sus pisadas sobre el empedrado camino… su riachuelo la poseería era el único al que le permitía tocarla, acariciarla, poseerla hasta el punto del éxtasis que la transfería a una dimensión de humedad.
-¡Pequeña niña! Pequeña niña acércate, píntate de multicolor y sumérgete en mi.
Escuchaba ella sobre el viento que visitaba a su riachuelo constantemente, no había comprendido aquel canto hasta ese efímero instante donde dio paso a sus sueños lujuriosos dejándose así llevar por el agua goteante.
Ahora flota bocarriba su locura, ahora Emma tiende a tararear entre las hojas de los arboles su terrorífica sonrisa.
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