Friday 1 June 2012

MamáPulpo


By Cristian Vasco.

Cuando te acostumbras a ellos rodeándoles de amor y cuidado, el alma de una madre es inmensamente feliz, desde la primera vez que su corazón trasforma una dimensión sonora en felicidad frenética y lágrimas de color rosa pastel, tu panza alberga aquel pequeño hermoso ser, que imaginas en sueños, que anhelas en brazos para en las noches tararearle al oído miles de besos haciendo florecer el amor puro, la inocencia a flor de piel.
El dolor físico se convierte en algo pasajero, una prueba superada que te hace crecer y sentir que eres capaz con el mundo entero para darle lo mejor a tu recién llegada personita especial.
A medida de los meses su vida cambia 180 grados la tuya, te adaptas a su sueño, a sus horarios de comida, aprendes a entender sus gestos y llantos. Dibujará una sonrisa diaria en tu rostro.

Mamá estaba exhausta, pero su pequeña hija tenía ganas de jugar, de que mami despertará para desayunar con ella, entonces fue así como las dos se encontraban en un abrazo instantáneo la forma más adecuada de darse ‘’lo buenos días’’ mutuamente.  Chocolate con leche acompañado de galletas y tostadas, luego un baño caliente para reconfortar a mamá y su niña de color revestía de hermosura. 
Es una mañana de aventuras y exploraciones para la pequeña que no se detiene de sonreír a menos de que el hambre ó alguna necesidad la deba comunicar atreves de su llanto, mamá lee muy bien lo que ella necesita y con un gesto le ofrece su mamila, en el instante en que las miradas contemplan las lágrimas y la bondad.
Un coche de color fucsia alterna entre el sol y la sombra, los pasos de su progenitora sobre el asfalto indicaban una dirección de aventura y sonrisas, sentadas sobre la grama la pequeña de color practicando sus pasos aprendidos pocos meses antes, los muchos juguetes desempacados de la pañalera divertían lapsos cortos de tiempo a la niña exploradora que prefería buscar que su mami le acompañase a ensuciarse y divertirse mientras tararean.
Va siendo la hora de comer y las dos se disponen a regresar a casa, pero antes mamá debe limpiar y reponer la ropa sucia de la pequeña de color para que así el amor renazca entre aromas de violetas y cerezas.
Los días se terminan pero las labores incansables de una madre amorosa jamás acabarán, es proporcional al amor profesado entre dos seres que uno antes albergaba las entrañas y ahora se ha convertido en miles de felicidades y sonrisas.
Némesis.

Dedicado entre toneladas de amor y apapachos a las hermosas: Zoe & Luna-

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